Reforzamos la comunidad en la sexta edición de la escuelita

Solapas principales

Antes de cenar las personas se movían en la sala. Una dinámica nos servía para valorar esta edición de la escuelita celebrada en Coia. Abrazos, agradecimientos, sonrisas. Expresiones que dejaban de manifiesto una idea varias veces repetida: la necesidad de alimentar lo colectivo, lo comunitario frente al "infierno que habitamos todos los días".

El día fue completito. Empezamos la mañana poniendo los cuerpos en funcionamiento de modo cooperativo. "Cooperar para hacer comunidad" era el título del primer bloque del día en el que Ana y Fedra nos presentaron A Morada. Con su compañero Majo impulsaron una cooperativa social en Vigo que ofrece a las "mulleres un espazo de encontro, un lugar de lecer, asesoramento e formación, conectado coa comunidade e onde os coidados estean no centro". Tras su emocionante y sugerente explicación nos fuimos a trabajar en grupos sobre las potencialidades/límites del cooperativismo y del empleo para transformar nuestras sociedades.

La parada de media mañana dio paso al bloque "Sin fronteras más libres". Angy y Yámini de la Casa Comunitaria Aluandê facilitaron la tarea. Las palabras dejaron más espacio a los cuerpos, otra forma de acercarse a la violencia que padecen aquellas que transitan de sus países de origen a otros territorios. Después pudimos conocer con más detalle los trabajos que desarrollan desde Compostela la casa Aluandê, un espacio afrocentrado y antirracista en el que desarrollan diferentes actividades. Llegadas desde Ferrol y también desde Compostela escuchamos a las compañeras explicarnos la tarea de la asociación "Movilidad Humana". Dignificar el empleo doméstico, acoger a las que llegan, acompañar en los trámites burocráticos y muchas acciones nos animaron a seguir denunciando las violentas políticas migratorias de la UE y a crear comunidades acogedoras.

La comida de Outro Conto sirvió para continuar reflexiones y compartir dudas. En la tarde Koldobi nos ayudo a despejar la modorra con movimiento para entrar en el bloque: "Infancia peligrosa, infancia en peligro". Cintia nos acerco la vida de las canijas en los centros de protección así como los límites que provoca el sistema de protección para todas las que interaccionan dentro de él. Fran y Susana compartieron su experiencia como familia acogedora dentro del programa "En familia". Los relatos dieron pie a muchas dudas y reflexiones que se atendieron en gran grupo. Enorme la generosidad de muchas las participantes que compartieron vivencias, algunas muy desgarradoras, que dejaron de manifiesto la necesidad de retomar la atención a las vidas de estos niños y niñas.

Marifé y Maui nos presentaron en una tarea ingente las reflexiones de lo trabajado en los dos días. Conocimos el interés de las gentes de Alacant por acoger la siguiente edición de la escuelita y antes de cenar evaluamos y fuimos despidiendo a algunas de las participantes.

Pensamos que unas letras que nos trajo Koldobi recogen mucho de lo sucedido en estos dos días:

“el infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquél que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio”.

Italo Calvino, Ciudades invisibles

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