Imágenes como esta, son cada vez más habituales. Aquellas personas que se quedan fuera del sistema productivo, son apartadas de la sociedad. Sin recursos se ven obligadas a buscar sustento entre los desechos de aquellos que tienen un trabajo que a su vez el desarrollo tecnológico está precarizando o de quienes tienen el privilegio de estar entre los elegidos por el sistema como pudientes, adinerados, políticos... que componen la clase dominante.
cgtandalucia.org.- Las máquinas están sustituyendo a las personas. El sistema capitalista no garantiza un empleo para todos, ni tener empleo es garantía de una vida decente como tampoco de tener aseguradas unas pensiones dignas. Los ataques a los derechos laborales son cada vez más asfixiantes con lo que la clase trabajadora está cada vez más empobrecida y presa de un sistema voraz en el que no importan las personas, el medioambiente ni el resto de seres que habitan el planeta.
Este sistema de supervivencia afecta a nuestra salud y calidad de vida ya que los trastornos de ansiedad y depresión están fomentados por esta forma de vivir al límite. Al límite por la falta de tiempo y de explotación, generando sentimientos de angustia por no poder cubrir los mínimos necesarios para garantizar la subsistencia, las necesidades básicas. Y es que el uno por ciento de la población aglutina tanta riqueza y patrimonio como el noventa y nueve restante junto. Con esta distribución tan extremadamente injusta e irregular, el mundo necesita un cambio urgente, redistribuyendo entre todos quienes formamos parte de la sociedad.
Esta idea no busca mantener a vagos ni maleantes como algunos sostienen, todo lo contrario, busca la posibilidad de asegurar que las personas vivamos con dignidad y sus necesidades básicas mínimas cubiertas. Vivir sin ese miedo a quedarte en la calle o a tener que recurrir a rebuscar el sustento en un contenedor. Busca fortalecer la parte más débil del sistema, el individuo frente al capital, intentando garantizar la libertad de elección a no ser explotado. Ese es el camino de la Renta básica, evitar situaciones límite de auténtica mendicidad y sometimiento para poder sobrevivir.