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Renta Básica de las Iguales · Oinarrizko Errenta · Renda Bàsica de les Iguals · Renda Básica das Iguais · Basic Income for Equal Citizens

La búsqueda de nuevas-viejas “vereas”: del desarrollo local a la construcción de un municipalismo asambleario andaluz

"No aceptéis lo de siempre como cosa natural, pues en tiempos de violento desorden, de confusión organizada, de conocida arbitrariedad, de humanidad deshumanizada, nada tendría que parecer imposible de cambiar." (B. Brecht)

Foto: Fermín Grodira (Flickr)
Foto: Fermín Grodira (Flickr)

Gentes de Baladre.- En el momento actual -en realidad siempre-, dónde el sistema capitalista se nos muestra con descaro y en todas las facetas de nuestra existencia, pocas personas pertenecientes al mundo sindical dudan que lo laboral y lo social son todo uno y se rige por unas leyes injustas impuestas por los poderes financieros para garantizar sus privilegios. Del mismo modo, muchas también militamos y participamos en colectivos sociales conscientes que la lucha por los derechos no termina en la fábrica y que mantenerse activo supone posicionarse en todos los ámbitos de la vida.

A lo largo de estos años los sindicatos tienen experiencias de coordinación con colectivos y movimientos sociales, ecologistas, antimilitaristas... Estas relaciones siempre han sido complejas porque los colectivos suelen tener problemas con las estructuras y los sindicatos con el temor a perder sus señas de identidad en procesos unitarios, pero una vez más las prácticas en común nos proporcionan claves que nos pueden ser útiles por su carácter transformador e integrador. Cuando se vislumbra un futuro posible en el que superar la etapa de “resistencias” y avanzar hacia otra de creatividad y prefiguración de nuevas realidades y modelos, es suicida que privilegiar lo identitario frente a lo plural nos impida confluir en proyectos con la impronta de los principios libertarios en cuanto son asamblearios y basados en la autogestión, el apoyo mutuo y la acción directa.

De hecho, el modelo para abordar la acción social desde lo sindical se está forjando con la militancia y la afiliación que se mantiene activa, pero también con la influencia de otras formas de entender el trabajo en red, desde la posibilidad de debatir desde posiciones críticas con el sistema, de conocer otras realidades y sensibilidades más allá de lo estrictamente sindical... pero sobre todo, a través del establecimiento de complicidades entre personas que luchamos juntas.

Hablamos de “herramientas para la transformación social” porque buscamos soluciones colectivas a los problemas individuales, porque queremos repartir la riqueza exigiendo como derecho una vida digna para todas las personas y porque utilizamos la lucha, la autogestión y el apoyo mutuo para conseguir lo que es nuestro. Por ello partimos de la base que no nos sirve el asistencialismo -queremos repartir la riqueza y no pedir caridad-, ni el tutelaje de las instituciones y estructuras -practicamos la autogestión y la democracia directa, no somos una ONG-, ni pretendemos ser cogestores de los recortes -utilizamos la acción directa en lugar de la concertación-.

Fruto de las experiencias con colectivos sociales existen iniciativas funcionando desde hace tiempo que ejemplifican la que podría ser una vía de actuación social (y sindical) porque tienen este carácter transformador que debiera caracterizar a las propuestas que parten de organizaciones de clase que se definen anticapitalistas. Hablamos de la Renta Básica de las Iguales, de los Puntos de Información de Derechos Sociales y de los medios de información comunitarios.

“De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades1
(P. Kropotkin)

RBis, autonomía para las de abajo.

La RBis plantea como un derecho la renta suficiente de subsistencia para todas las personas, con las siguientes características:

Esta herramienta de transformación social parte de las gentes de Baladre y del Seminario de Economía Crítica Taifa, de su experiencia, sus reflexiones y debates. A lo largo de los últimos años, otros colectivos, algunos partidos políticos y organizaciones sindicales han asumido la propuesta y vienen participando en su desarrollo y difusión.

No nos resulta nuevo el hecho que la crisis está acentuando la explotación de trabajadores y trabajadoras, la necesidad de capital del sistema hace que todas las medidas, leyes y reformas estén encaminadas a traspasar rentas del trabajo hacia el sistema financiero que devora recursos incansablemente, no se salvan ni los servicios y empresas públicas, ni las políticas sociales, un auténtico desastre que nos retrotrae a las condiciones que imperaban en los años de la transición (sino antes). También el empleo se plantea como un problema irresoluble desde la óptica capitalista, el propio sistema parece incapaz de absorber más mano de obra, mientras urge un debate serio sobre el mito del crecimiento y la importancia de reducir drásticamente la producción industrial, particularmente la más contaminante, innecesaria o perjudicial para el sostenimiento de la vida, hablamos de millones de puestos de trabajo inútiles y de la imposibilidad manifiesta de alcanzar el pleno empleo.

Por otro lado, como afortunadamente se repite y se admite en cada vez más ámbitos, el trabajo es una realidad diversa, en absoluto unívoca: frente a la concepción de la primacía del trabajo remunerado (o empleo), encontramos muchas otras realidades considerables como trabajo, sobre las que destaca lo que algunas autoras agrupan bajo el nombre de “trabajos de cuidados”, mayoritariamente realizados por mujeres. Este trabajo, como el resto de trabajos considerados “no productivos” por el sistema, no reciben una contrapartida en forma de salario, a pesar de que sin ellos no se reproduciría la mano de obra que requiere el capitalismo2.

Ante esta situación se hacen más necesarias que nunca herramientas para que las personas construyan sus propios espacios de seguridad desde las que defender sus derechos, lugares de participación y debate desde los que crear un futuro centrado en la vida y no en la economía, procesos de apoyo y colaboración. Del mismo modo que el sindicalismo, debería constituirse en herramienta en manos de trabajadoras y trabajadores para defender sus derechos, la RBis que plantea como un derecho la renta suficiente de subsistencia para todas las personas sin condiciones, puede ser baluarte de las que menos tienen, un punto de partida desde el que construir una alternativa al capitalismo, verdadero causante de la desigualdad y la injusticia social.

Las personas debemos lograr la autonomía del capital. Las que viven de su capacidad de ofrecer fuerza de trabajo tienen que dejar de depender de aquéllas que viven de la fuerza de trabajo de las demás. Mientras una minoría sea a quien se le otorgue la capacidad de crear empleo y, de este modo, controlar la renta que llega a la gente, no habrá posibilidad de lograr la mejora de vida de la inmensa mayoría de personas. En el capitalismo seguir pidiendo trabajo (asalariado) o empleo es continuar dependiendo de la minoría de privilegiados que viven a costa del sufrimiento de las demás 3. Si queremos avanzar en la justicia social y la libertad de las personas debemos pensar en mecanismos de distribución de la riqueza que no dependan del mercado de trabajo 4, que no dependan de ningún mercado, porque si no nos estaremos poniendo en manos de los que no quieren redistribuir los mecanismos de distribución.

Por eso es preciso hablar de las cooperativas autogestionadas y con objetivos anticapitalistas; por eso hay que volver a pedir que los medios de producción sean públicos o colectivos y una reforma fiscal que haga que los impuestos sean progresivos (como dice la Constitución); por eso la renta básica es un instrumento a considerar por los que buscamos la justicia social y la autonomía de las personas frente a los explotadores, la libertad de las de abajo frente a los de arriba.

Otra cuestión, la RBis no se trata de una propuesta finalista, la solución a todos los conflictos que plantea el sistema-mundo capitalista, somos conscientes que lo importante es el proceso hasta llegar a un sistema de reparto de la riqueza que rompa con las dinámicas de acumulación y que el resultado dependerá de todas las fuerzas que se pongan en juego, las complicidades, los aprendizajes, la revisión de nuestros análisis sobre una sociedad siempre cambiante. En el largo camino hacia la transformación social también caben el reparto del empleo, el trabajo comunal o el cuestionamiento de la propiedad de los medios de producción.

Uno de los múltiples actos de denuncia de la plataforma Berri Otxoak de Barakaldo
Uno de los múltiples actos de denuncia de la plataforma Berri Otxoak de Barakaldo

Construyendo alternativas

Como cuenta magistralmente Ricardo Mella en su artículo “Vota pero escucha”: “Ve y en cada barrio abre una escuela laica, funda un periódico, una biblioteca; organiza un centro de cultura, un sindicato, un círculo obrero, una cooperación, algo de lo mucho que te queda por hacer. Y verás, cuando esto hayas hecho, como los concejales, los diputados y los ministros, aunque no sean tus representantes, los representantes de tus ideas, siguen esta corriente de acción y, por seguirla, promulgan leyes que ni les pides ni necesitas; administran conforme a estas tendencias, aunque tu nada les exijas; gobiernan, en fin, según el ambiente por ti creado directamente, aunque a ti maldito lo que te importe lo que ellos hagan

La RBis, como los Puntos de Información de Derechos Sociales y los medios de comunicación comunitarios 5 constituyen básicamente herramientas para el empoderamiento 6 de las personas empobrecidas, de las que sufrimos el sistema, también suponen la oportunidad de establecer red entre personas, colectivos y organizaciones que trabajan desde la exclusión social, la precariedad y la defensa de los derechos. Estas experiencias parten de un modo de funcionamiento que podemos esquematizar en:

“Ya no vale con gritar que lo que se nos dice es mentira: es hora de poner la verdad a trabajar” (Acampada de la Dignidad -Mérida-)

Cierra los ojos, piensa en un mundo dónde todas las personas tengan derecho a una vida digna, dónde no tengan que vender su fuerza de trabajo a cambio de un plato de lentejas, dónde no haya pobreza ni exclusión. Imagina que las asambleas en barrios y pueblos deciden en que se emplean los recursos que son de todas, es la autogestión colectiva de los bienes y servicios.

Reflexiona en lo que ha tenido que pasar hasta llegar a este punto, las luchas que han sido necesarias para arrancar al capital (y al Estado lacayo) su monopolio sobre el reparto de la renta ¿cuántas personas habrán dejado de creer que el éxito personal, la propiedad privada o el trabajo asalariado (la explotación) eran la única vía posible? ¿cuántas redes de apoyo mutuo, cooperativas o experiencias autogestionarias habrán nacido en el camino? ¿qué formas de organización, planificación y lucha habremos adoptado para crecer juntas hasta aquí? ¿en qué momento del proceso interiorizamos que el patriarcado, el autoritarismo, las fronteras, los ejércitos o la represión no tenían cabida si queríamos ser libres? ¿cuándo comprendimos que debíamos respetar la tierra para poder seguir viviendo en ella? ¿cuánto tiempo, esfuerzo, trabajo creativo, aprendizaje colectivo y sacrificios habrán sido necesarios para conseguirlo? ¿cuántas batallas se habrán perdido y cuántas victorias celebrado?

Y todavía vendrá alguien y dirá que “la Renta Básica es una propuesta para fabricar vagos”. Esta frase de un diputado del PNV, fue aplaudida en el Parlamento español en 2005 por la bancada conservadora y el no tan fascista partido socialista (que votaba así en contra de la Renta Básica de la Ciudadanía que el mismo Zapatero llevaba en su programa electoral meses antes), y atestigua los miedos del capitalismo a quedarse sin esa multitud de pobres tan ejemplarizante y disciplinadora, a perder el control sobre la clase obrera precarizada que ya no necesitaría ser explotada para sobrevivir, a perder sus privilegios de clase explotadora. Para entender qué es la Renta Básica de las Iguales hay que entender con profundidad no sólo el desempleo como arma de las élites que nos gobiernan la vida, también la precariedad y todo lo relacionado con el trabajo social (los servicios sociales institucionales) y voluntariados asistencialistas (el llamado tercer sector) cuya función de atención, no es otra que la de contener, controlar , vaciar de contenido revolucionario y finalmente sabotear, cualquier proceso social que pueda venir desde abajo.

Pero, sobre todo, esa frase fue pronunciada y celebrada por quienes representan al capitalismo porque no había millones de personas que hubieran hecho suya la propuesta, porque se hacía desde las vanguardias de izquierdas universitarias, como siempre, cargadas de razones y buenas intenciones pero ajenas a la realidad de la calle. Nos educan para ser esclavos (y esclavas) y cuando decimos que el fin es conseguir una política libre de corrupción, un mundo sostenible, el pleno empleo, un banco ético, ejércitos que defienden la paz o unos presupuestos que garanticen caridad para todos y todas, estamos leyendo el guión de un capitalismo que se reinventa a cada minuto y se transforma en verde, sostenible y humano como los anuncios de coca-cola.

La Renta Básica de las Iguales es una herramienta más dentro de un largo camino de luchas contra el capital protagonizadas desde abajo, es una propuesta transformadora porque rompe con la lógica capitalista y es libertaria por cuanto busca eliminar la desigualdad como base para una sociedad de iguales, porque quiere terminar con la explotación y establece un recorrido basado en la acción directa de quienes sufrimos al sistema y reclamamos el derecho a una vida digna, porque se organiza desde la horizontalidad y busca soluciones colectivas a problemas individuales como método para construir alternativas. Y es que la revolución no viene cargada de buenas intenciones ni de dogmas ideológicos, sino de la rabia de las desposeídas que no se conforman con un cacho de pan y si queremos participar, tendremos que estar al lado de las que menos tienen.

Notas:

1.- Para más información ver también en la nube http://www.rentabasica.net/ y http://rentabasicadelasiguales.coordinacionbaladre.org

2.- “Los servicios hechos a la sociedad, ya sea de trabajo en las fábricas o en el campo, ya en el orden moral, no pueden ser evaluados monetariamente. No puede medirse exactamente su valor; como tampoco lo que impropiamente se llama valor de cambio, y el valor utilitario. [...]. Pero no puede calcularse lo que hace en un par de horas y menos puntualizar que su producto vale doble que el producto de dos horas de trabajo del otro individuo, y remunerarle en relación. Obrar de esta manera acusaría ignorancia de cuanto hay de complejo en la industria, la agricultura y en la vida entera de la sociedad actual; demostraría también que se ignoraba hasta qué punto el trabajo individual es la consecuencia de los trabajos anteriores y presentes de toda la sociedad”. Kropotkin, P., El salariado, Casa Editorial de B. Bauzá, Barcelona, s/f; p. 132.

3.- “Hay trabajo productivo y trabajo explotador. El primero es el esfuerzo del proletariado; el segundo es el de los propietarios. El que se embolsa el producto de tierras cultivadas por otro, se limita a explotar su trabajo. Y el que incrementa el valor de su capital con la industria y el comercio, explota el trabajo de otros. Los bancos que se enriquecen como resultado de miles de transacciones crediticias, los especuladores de la Bolsa, los tenedores de acciones que obtienen grandes dividendos sin levantar el dedo”. Bakunin. Escritos de filosofía política.

4.- Más adelante Bakunin señala: “Vender la fuerza de trabajo no es una transacción libre. Pero —nos dicen los economistas— los propietarios, capitalistas y patronos también se ven forzados a buscar y comprar el trabajo del proletariado. Sí, es cierto, se ven forzados a ello, pero no en la misma medida. De haber existido igualdad entre quienes ofrecen su trabajo y quienes lo compran, entre la necesidad de vender el propio trabajo y la necesidad de comprarlo, no existirían la esclavitud ni la miseria del proletariado. Pero entonces tampoco existirían los capitalistas, ni los propietarios, ni el proletariado, ni los ricos, ni los pobres: sólo habría trabajadores. Precisamente porque tal igualdad no existe, tenemos y estamos destinados a seguir teniendo explotadores”.

5.- Los puntos de información de derechos sociales son una alternativa a la caridad y el asistencialismo que desde hace años desarrollan su acción en diversos puntos del estado español, iniciando su andadura a principios de los 90 en Barakaldo, desde el colectivo Berri-Otxoak. Se trata de una oficina dónde se informa de los derechos y ayudas que nos corresponden, dónde debemos acudir, qué papeles necesitamos, un espacio para buscar el modo de afrontar nuestros problemas sociales, de vivienda o laborales desde el apoyo mutuo, la información y la denuncia.

6.- El concepto de “empoderamiento” está presente ya en el enfoque de la educación popular desarrollada en los 60 por Paulo Freire y ha sido utilizado, sobre todo, en el ámbito de las luchas feministas. Consiste en un proceso que propicia que las personas despierten (o aumenten) su potencial, esto es, que accedan al uso y control de los recursos materiales y simbólicos, tomen conciencia de sus derechos, ganen autonomía y participen en el cambio social, tanto por su acción individual como de forma colectiva.