Intervención sociocomunitaria. Revitalizando un barrio.

Solapas principales

Intervencion sociocomunitariaCarmen Alemany Panadero

En Madrid tienen lugar cada día decenas de pequeños proyectos sociocomunitarios. Estos proyectos buscan revitalizar un barrio a través de la participación de los vecinos, la reinvención de los espacios, la cooperación mutua, la convivencia vecinal, la detección de necesidades sentidas por la comunidad, el fortalecimiento de la comunidad para la toma de conciencia de sus necesidades y para la acción en pos de un cambio. En este proceso, los protagonistas son los vecinos. Los profesionales de las organizaciones adoptan un papel de facilitadores.

San Cristóbal de los Ángeles (Villaverde) es un barrio azotado por el desempleo, la pobreza, las infraviviendas y la exclusión social. Las asociaciones de vecinos han denunciado reiteradamente el abandono institucional, la inseguridad, el deterioro de las vías y mobiliario público, la desidia de la Administración, la inseguridad, la venta de drogas y la proliferación de bandas. En San Cristóbal existe el Proyecto Autobarrios, diseñado en 2012 por el colectivo Basurama en colaboración con diversas asociaciones vecinales, con la implicación de vecinos, jóvenes del barrio, entidades sin ánimo de lucro, instituciones y empresas. Esta plataforma definió, Autobarrios SanCristobal, como "un proceso colectivo de reactivación de un lugar abandonado, reinventando su función y uso, mediante la construcción de un espacio urbano sugerente por y para los jóvenes y vecinos del barrio". El proyecto recuperó y rehabilitó un espacio bajo un puente, que los vecinos han bautizado como El Puente de Colores. Pintaron las paredes, crearon murales, construyeron mesas y bancos de madera, creando un espacio hermoso y acogedor donde antes sólo había gris hormigón. Se proporcionó capacitacion a los jóvenes para autogestionar el espacio, convirtiéndose en gestores culturales de su propio espacio comunitario. En el Puente de Colores, se organizan campamentos urbanos, ciclos de cine de verano, talleres, exposiciones, actividades, e incluso una edición del TEDxMadrid. Entre los artífices de este proyecto se encuentra el colectivo Basurama, Boamistura, la Fundación Montemadrid, Educación, Cultura y Solidaridad, Asociación Vecinal La Unidad de San Cristóbal, Collectif etc, y varias empresas y organizaciones.

Este no es el único proyecto sociocomunitario que se ha realizado en Madrid. En la Cañada Real el colectivo urbano Boa Mistura ha pintado varios murales coloridos en los muros del Sector 6, embelleciéndolos con color y con letras de canciones. Cuentan los miembros de este colectivo que una vecina de La Cañada Real, de nombre Paqui, comenzó a cantar El alma no tiene color en una reunión de vecinos, cuya letra es un poema de Antonio Remache. Esta anécdota les sirvió de inspiración para llenar los muros de colorido, adornándolos con las letras de este poema convertido en canción.
La Cañada Real es un asentamiento irregular, estigmatizado por la venta de droga, la pobreza y la exclusión social. Los vecinos mostraron su alegría por el nuevo aspecto de su barrio, con muros en colores rojo, naranja, amarillo, verde, turquesa y azul. Este proyecto se combina con el resto de iniciativas organizadas por diversas entidades como el Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) de Accem y Fundación Secretariado Gitano, el programa Participación y Desarrollo de El Fanal.

Otro de los proyectos que podemos encontrar es la Red de Huertos Urbanos de Madrid. Como ellos mismos explican en su web, es una iniciativa impulsada por ciudadanos que se dedican a la agricultura comunitaria en la ciudad de Madrid. Los huertos urbanos pretenden visibilizar la agricultura urbana madrileña y las inquietudes de muchos vecinos por una ciudad más sostenible. Los huertos favorecen la convivencia vecinal, la creación de vínculos entre los vecinos, el apoyo mutuo, la autogestión, la cooperación, y permiten avanzar hacia un modelo de ciudad más amable, ecológica, saludable y sostenible. Para pertenecer a la red de huertos urbanos, los requisitos son únicamente cultivar en ecológico, ser un espacio público y funcionar de manera autogestionada.

Asimismo, los vecinos de La Perla, en Usera, también han podido participar en un proyecto sociocomunitario. La Perla es una urbanización de viviendas de la EMVS, ubicadas en el barrio de San Fermín (Usera), también muy afectados por el paro, la pobreza y la exclusión social. El objetivo de este proyecto es la mejora de las condiciones de vida de los vecinos, y se han llevado a cabo 70 actuaciones sociales, culturales y educativas. Los participantes han recibido cursos de formación ocupacional, entre ellos uno de mantenimiento de edificios, y ellos mismos han aplicado los conocimientos adquiridos para mejorar el mantenimiento y aspecto de sus viviendas. Las actividades incluyen jornadas de sensibilización e implicación en el cuidado del entorno, educación de mascotas, recogida de residuos y embellecimiento del entorno. También se ha proporcionado a los vecinos información y orientación sobre derechos y obligaciones de los inquilinos de las viviendas, interpretación de facturas, ahorro en suministros, gestiones administrativas, y búsqueda de En el proyecto han participado la Asociación Proyecto San Fermín, con la colaboración de la Junta de Distrito de Usera, y otros agentes sociales.

En Arganzuela, los vecinos cuentan con el Espacio Vecinal Arganzuela (EVA), que fomenta el abordaje de los problemas y necesidades expresadas por los vecinos, la protesta, la participación, la cooperación y la convivencia vecinal. Ofrecen actividades, cursos y talleres (como uno de autorreparación de bicicletas, patronaje y costura, idiomas, arte), asesoramiento colectivo sobre vivienda y derechos, una huerta autogestionada, y actividades lúdicas, festivas y reivindicativas para la mejora de la calidad de vida de los vecin@s. Tras una serie de reivindicaciones, EVA ha logrado que el Ayuntamiento les ceda 1.000 m2 del Mercado de Legazpi. Desde entonces, EVA dispone de un espacio fijo para su proyecto. Este espacio se gestiona por una asamblea abierta y democrática de vecinos.

En Madrid también existen iniciativas de teatro social y de arte social impulsadas por vecinos y por pequeñas agrupaciones teatrales o artísticas.
El Teatro Social incluiría aquellas representaciones teatrales, que tratan una problemática social, política, o de tipo reivindicativo. Las obras son fruto del diálogo entre las personas que integran el grupo, y recogen sus inquietudes, sus luchas diarias, y las necesidades y preocupaciones de personas y colectivos. El teatro social permite la reflexión, la expresión y la posterior protesta organizada, pudiendo constituir una herramienta de transformación social. En Madrid s ehan realizado iniciativas en Lavapiés, organizadas por grupos como La Rueda o Toma Teatro.

También existen iniciativas de movilización social impulsadas por la música, como Voces para la Justicia Social. Este coro se integra en el grupo de investigación Gice (Cambio educativo para la Justicia Social) de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. En el ámbito del 15M destaca la Solfónica, que emplea la música y la canción para denunciar situaciones y reivindicar cambios para una sociedad más justa. Estos grupos permiten la participación de cualquier ciudadano, y contribuyen a la expresión de necesidades, la protesta, la reivindicación, la cultura, la cooperación, la solidaridad y la participación.

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