Bañados de Asunción: dignidad y autonomía

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Imagen: desinformemonos.orgdesinformemonos.org. Raúl Zibechi.-El Estado no nos cuida. Los pobres nos cuidamos entre pobres”, reza un cartel a la entrada de una de las ollas populares instaladas por los vecinos en el Bañado Sur de Asunción, donde todos los días comen cientos de niños y niñas, ancianos y vecinas de uno de los barrios más pobres de América Latina.

La solidaridad entre pobres se respira en las decenas de ollas populares. “Si el gobierno no nos ayuda ayudémonos nosotros los pobres. ¡Que viva la solidaridad de los pobres!”, puede leerse en otros carteles”.

Casi toda la población de los Bañados, llamados así porque al estar situados al borde del río Paraguay se inundan con frecuencia, vive de la recolección de basura que reciclan, con carros a caballo, carros de mano y moto-carros. Recogen en el vertedero municipal Cateura, el mayor de la ciudad, pero también salen a recoger cartón y plásticos en las calles asfaltadas de la urbe. En los Bañados también hay talleres de confección de ropa, tiendas, panaderías y venta callejera.

Se fueron poblando hacia la década de 1950 por la emigración desde las áreas rurales, expulsados por los ganaderos, los caudillos locales del Partido Colorado y, más recientemente, por la soja y el narcotráfico, aliados contra el campesinado. Hoy son más de cien mil pobladores en viviendas precarias y calles de tierra. El 60% de la población del Bañado Sur, uno de los cuatro grandes barrios de Bañados, tiene menos de 30 años.

Del otro lado del teléfono está Giovanna Minardi, una joven que fue activa en el movimiento estudiantil y desde hace algunos años vive en el Bañado Sur, forma parte de la Coordinadora de Lucha por la Tierra y de Resistencia Popular Bañadense. “Somos más de diez barrios en esta zona y las familias no están trabajando porque en su mayoría somos informales, reciclamos o somos vendedores ambulantes, albañiles, las mujeres son despenseras o trabajadoras domésticas y nos piden que nos quedemos en casa, pero entonces no tenemos qué llevar a la mesa”.

Peor aún, porque el Estado no tiene planes para asistir a las familias vulneradas, sostiene Giovanna. Recién tres semanas después del inicio de la cuarentena algunas familias comenzaron a recibir 500 mil guaraníes, menos de un tercio del salario mínimo. Por eso comenzaron a hacer ollas populares, impulsadas por la Coordinadora de Lucha por la Tierra que funciona desde hace nueve años.

Estamos gestionando once ollas populares en siete barrios del Bañado Sur. Cada una da de comer a un promedio de cien a 180 familias, dando prioridad a niños y ancianos. No se mantienen ni por el Estado ni por la politiquería sino por el apoyo de gente trabajadora, de gente de afuera del barrio que recoge alimentos desde hace más un mes”.

Las ollas funcionan de lunes a viernes con la solidaridad entre los vecinos y el apoyo de familias trabajadoras de Asunción, aunque la pastoral social de la iglesia empezó a enviar algunos alimentos. “Son las mujeres las que llevan adelante las ollas y todo el trabajo organizativo, las que juntan la leña, cocinan y reparten la comida. A cada familia se le pide que lleve algo, aunque sea un huevo, una papa, lo que sea. Sabemos que las donaciones no van a ser eternas, por eso queremos asegurar nuestra autonomía”, sigue Giovanna.

A nivel organizativo, se ha formado un equipo coordinador de representantes de las ollas que hacen un seguimiento diario para mejorar el trabajo colectivo. “A nivel de la salud, pensamos que las ollas son fundamentales porque de ese modo la gente no tiene que salir del barrio para comer, siendo entonces la principal forma de protección”. Las cocineras y las personas de las ollas usan tapabocas y todas las medidas de protección.

Las organizaciones populares de base más jóvenes, nacieron para enfrentar el proyecto de Franja Costera, un mega emprendimiento que consiste en una carretera que bordea el río y lo separa de los Bañados, que potencia la especulación inmobiliaria y facilita la aceleración del comercio internacional, siendo Paraguay un gran exportador de commodities que salen por el puerto, cercano al barrio.

La Coordinadora reclama tierra para que las familias puedan seguir viviendo en el Bañado, ya que los planes oficiales apuestan al desalojo, y demandan la construcción de un muro de defensa para contener las inundaciones.

La socióloga Ana Galeano define Franja Costera como “un proyecto extractivista que profundiza los vínculos patriarcales en el territorio y acaba repercutiendo directamente en la vida y de las mujeres, adolescentes y niñas empobrecidas”. Quizá por eso el movimiento de los Bañados está conformado básicamente por mujeres. Ahí está el maravilloso ejemplo de las feministas de Rebeldes del Sur, que vale la pena conocer (https://www.facebook.com/watch/rebeldesdelsurpy/).

En los Bañados de Asunción está en marcha un cambio profundo en la cultura política. La vieja organización barrial Cobañados (Coordinadora General de Organizaciones Sociales y Comunitarias de los Bañados), fue desbordada y desplazada por numerosos grupos de base integrados por jóvenes y jóvenas que han hecho de la autonomía (de las instituciones estatales y de las organizaciones jerárquicas) su seña de identidad.

La Coordinadora de Lucha por la Tierra agrupa a los colectivos más activos de los Bañados, pero no se ha dotado de un aparato central burocrático separado de las bases, sino que es el espacio de articulación de los diferentes grupos, como señaló Giovanna. Estas articulaciones están promoviendo la solidaridad de los pobres con los pobres, mostrando que sólo los lazos de fraternidad pueden asegurar la sobrevivencia con dignidad.

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