Renta básica: instrumento de autonomía para los de abajo

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Óscar García Jurado.- ¿Qué es el trabajo? Podemos entendemos por trabajo a la ejecución de tareas que suponen un esfuerzo humano (mental y/o físico), que tienen por objetivo la producción de bienes y servicios que sirven para satisfacer las necesidades de las personas. Por tanto, no sólo es trabajo aquella actividad que se realiza en una empresa a cambio de un salario. No sólo son personas trabajadoras aquellas que tienen un patrón que les proporciona un trabajo asalariado o empleo. También lo son las amas de casa, o aquellas personas que realizan un trabajo voluntario sin contraprestación monetaria alguna.

Es cierto que en capitalismo la mayor parte del trabajo es asalariado por lo que la relevancia de esta actividad laboral en la vida de las personas es evidente y en muchos casos central. También los es la enorme relevancia que ha tenido y tienen las organizaciones obreras, aquellas vinculadas al trabajo asalariado, en la transformación de la sociedad. Sin embargo, aumenta el número de personas que piensan que no es posible seguir avanzando en la justicia social y la libertad o autonomía de las personas sin considerar trabajadora a las amas de casa; sin luchar por hacer que todas las personas que realizan una tarea que sirve para satisfacer las necesidades de los demás tengan una renta.

El trabajo asalariado o empleo, aquel que es ofertado por los empresarios y que hasta ahora ha sido el único que merecía ser llamado trabajo, lo gradúan los empresarios o demandantes de fuerza de trabajo según su interés y, por ello, cada día es más escaso. Existe más gente que ofrece su fuerza de trabajo que empresas que la demandan. La escasez del trabajo asalariado es la fuente del poder empresarial, y con ello de su capacidad para precarizar el empleo y la vida de la gente. Por ello es necesario distinguir lo que es trabajo asalariado de empleo, y dejar de exigir el pleno empleo y pasar a exigir que todas las personas tengan una renta que les permita vivir con dignidad.

Las personas debemos lograr la autonomía del capital. Los que vivimos de nuestra capacidad de ofrecer fuerza de trabajo tenemos que dejar de depender de aquéllos que viven de la fuerza de trabajo de los demás. Mientras una minoría sea a quien se le otorgue la capacidad de crear empleo y, de este modo, controla la renta que llega a la gente, no habrá posibilidad de lograr la mejora de vida de la inmensa mayoría de personas. En el actual capitalismo seguir pidiendo trabajo (asalariado) o empleo es continuar dependiendo de la minoría de privilegiados que viven a costa del sufrimiento de los demás. Si queremos avanzar en la justicia social y la libertad de las personas debemos pensar en mecanismos de distribución de la riqueza que no dependan del mercado de trabajo, que no dependa de ningún mercado, porque si no estaremos poniendo en manos de los que no quieren redistribuir los mecanismos de distribución.

Por eso es preciso hablar de las cooperativas autogestionadas y con objetivos anticapitalistas; por eso hay que volver a pedir que los medios de producción sean públicos o colectivos y una reforma fiscal que haga que los impuestos sean progresivos (como dice la Constitución); por eso la renta básica es un instrumento a considerar por los que buscamos la justicia social y la autonomía de las personas frente a los explotadores, la libertad de los de abajo frente a los de arriba.

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